El punto de partida eran un approach y un look&feel muy pesimistas.
Trataban el tema desde una visión oscura y poco animosa. Los colores, un negro y rojo muy obvios, agravaban el problema y daban un aspecto demasiado serio. Además, los titulares en forma de neón le daban un sentido de alarma que endurecía toda la comunicación.
El tono de los mensajes tampoco era mucho más alegre. Lleno de datos, preguntas y aseveraciones que aumentaba el aire deprimente de toda la campaña.
Para ello creamos un mundo totalmente alejado y mucho más optimista, desde donde tratar el tema de una manera más cercana, fresca y alegre. Un mundo lleno de formas y colores, donde no entraba ninguna referencia obvia a sangre ni tristeza.
La campaña digital en redes sociales y youtube se sirvió de insights sobre la mestruación abundante para ejemplificar lo incómodo y pesado de la dolencia. Por supuesto, con el mismo tono desenfadado y actual.